Asentada la ciudad en un Valle fértil y boscoso, con unos 18° C de promedio al año, sigue conservando mucho de sus características originales: el trazo del centro civil con la catedral, las casas de los fundadores y los portales de mercaderes; sus viejos barrios corporativos; su industria artesanal; el arte de su cocina, su dulcería, etc.
Otro gran atractivo son las culturas indígenas que rodean la ciudad y que se han incorporado de mil formas a la vida de San Cristóbal.
La vieja ciudad hecha de adobes y argamasa, madera y tejas, que la pátina del tiempo recubre de sombras, se ha convertido en un privilegiado lugar de descanso, de interés científico y de atractivos naturales y artísticos imponderables.